Aquí siempre pasa algo...
Lo mejor para sumergirte en Berlín es adoptar su estilo de vida. Con una población tremendamente joven (más de la mitad tiene menos de 35 años) y de mentalidad tolerante, aquí lo que se lleva es estar fuera de casa: puedes asistir a alguna exposición de arte moderno, tumbarte en alguno de los muchos parques de la ciudad o tomar el brunch con los amigos.
En los últimos cinco años la ciudad se ha transformado casi por completo con la construcción de nuevos ejemplos de arquitectura moderna, como la Potsdamer Platz, a la sombra de rascacielos y ascensores de cristal. Berlín ya no es la ciudad derruida, repleta de casas de okupas y centro del movimiento punk, como en los años posteriores a la caída del muro, sino un lugar cada vez más armonioso, de grandes avenidas con poco tráfico, que cuida con mimo sus monumentos y con una población que ama la cultura y la diversión y además es capaz de las ideas más surrealistas y originales.
De copas...
La vida nocturna berlinesa sigue haciendo honor a su fama: fiestas en locales y lugares improvisados, los bares y clubes sin horario de cierre y siempre algo abierto para escuchar música. Puedes comenzar con la cerveza en un pub de toda la vida (los kneipen), aunque lo que está realmente en "la onda" son las coctelerías y salas con pinchadiscos en directo. Lo latino está de moda y en casi todas encontrarás caipiriña, la bebida más "in" de la ciudad.
En la calle Oranienburger, puedes comer sushi a la luz de las velas y escuchar música en directo (lunes de jazz) en Silverstein Café. En la zona de Savignyplatz, en Charlottenburg, se concentra el mejor ambiente de la parte oeste. Puedes encontrar los nuevos bares de playa (con bambú y arena), como Zeitlos (Schlütersatrasse, 60), para probar cócteles exóticos. No hace falta ir a dormir al cerrar, siempre hay afters que abren 24 horas. Uno de los más populares: am to pm (en Hachesker Markt).
El Muro de Berlín...
Cuando el muro cayó, en 1989, y la ciudad se reunificó, el este de la ciudad volvió a recuperar su posición de centro histórico, político y monumental. Desde entonces el distrito de Mitte se ha convertido en el verdadero eje. Por eso, si vas a estar pocos días, lo mejor es centrarte en esta parte. Aunque a pesar de su gran tamaño, la ciudad cuenta con excelentes transportes públicos.
Junto a la Puerta de Brandenburgo, el edificio del Reichstag (entrada gratis). Este edificio, cargado de historia, ahora está coronado por la futurista cúpula de cristal diseñada por el arquitecto Norman Foster hace cuatro años. Suele haber colas para subir y escalar su rampa en espiral.
A unos pocos pasos al sur, bordeando la línea oeste del inmenso Tiergarten (el parque más grande y animado de la ciudad), visita la puerta de Brandenburgo y la Pariser Platz, que siempre están animadas con turistas y velotaxis (bicicletas para dos pasajeros). Camina hasta el monumento al Holocausto, un conjunto de 2.700 pilares de cemento levantado en memoria de los judíos asesinados en la Segunda Guerra Mundial.
Si sigues por la avenida Ebert puedes tomar un aperitivo sano y darte un respiro en el puesto de Müsli to go Wellness, una alternativa a los picoteos pesados: muesli con yogur, requesón, frutas, nueces... desde 1,80 €. A poca distancia de aquí, está Potsdamer Platz, sembrada de restaurantes, cines, museos y clubes nocturnos.
Prater Garten, cervecería al aire libre más antigua de Berlín...
Otro de los barrios de moda es Prenzlauer Berg, al noroeste de Mitte. Estas calles en torno a la iglesia neogótica Gethsemane son de lo más animado. Si vienes en domingo, acércate al rastrillo de la plaza Arkona (de 9 a 16 h). En él encontrarás ropa, objetos de segunda mano y curiosidades de la antigua República Democrática Alemana. En Kastanienalle, nº 7, está la cervecería al aire libre más antigua de Berlín (1852): Prater Garten. El jardín de la cerveza sólo abre de abril a septiembre, pero hay un restaurante de cocina tradicional (unos 15 €) y una coctelería, el Hecht Club (de 6 a 8 €). Justo al lado, el teatro Volksbühne es famoso por sus representaciones excéntricas. El gran centro de ocio de la zona es la Kulturbrauerei, una antigua fábrica de cerveza, ahora centro cultural.
Friedrichshain, al oeste de Alexanderplatz es otra zona que cobra vida. En los alrededores de la calle Simon-Dach se concentran bares originales como el Astro Bar (caipiriñas, 5 €), de estética espacial. Si puedes, pide a la guía Janna L. Kappes (habla español) que te lleve por los lugares más alternativos de la ciudad.
Mercadillos y diseño local...
En los mercadillos y mercados de segunda mano encontrarás lo más económico. El más popular y extenso es el Kunstmarkt (los fines de semana en la avenida 17 de Juni, que atraviesa el Tiergarten). Una de las mejores calles y con mejor ambiente es Bergmannstrasse, en el distrito de Kreuzberg (el barrio turco). Es también una zona de moda, colorida y multicultural. Hay de todo, desde antigüedades, ropa retro, hasta objetos de arte para decoración, como los de Souterrain Bergmann, en el número 17. Hacen esculturas de hierro, pinturas y lámparas.
En Bagage (nº 13) tienes una gran variedad de bolsos de goma, tela de saco... Uno de los mayores surtidos de segunda mano, la encontrarás en Colours Kleidermarkt (nº 102, 1ª planta). Para las compras más exquisitas una de las calles favoritas es Friedrichstrasse (cerca de la Puerta de Brandenburgo). También en la zona de Kurfurstendamm abundan enormes centros comerciales como el KaDeWe (el más grande de Europa) y en Fasanenstrasse, las tiendas más exclusivas.
En las tiendas del oeste se celebra el 29 de octubre: este día los comercios abren hasta medianoche y se organizan actividades culturales.
Los museos de Berlín...
Bajo la carpa de cristal del Sony Center, en un lateral, verás una antigua habitación rococó protegida por una vitrina: es parte de lo que queda del lujoso hotel Esplanade, bombardeado en la Segunda Guerra Mundial y trasladado a esta plaza. El resto está en el interior del restaurante Kaisersaal y del café Josty, en la misma plaza.
Camina por el paseo de los Tilos (Unter den Linden), un boulevar de 1,5 km que sale de la puerta de Brandenburgo y llega hasta la catedral de la ciudad, en la Isla de los museos. Aquí se encuentran algunos de los edificios más majestuosos, como la Alte Bibliothek (antigua Biblioteca Real) o la Universidad Humboldt, y cafés y tiendas de recuerdos.
Gendarmenmarkt es la plaza más elegante de la ciudad gracias al trío de edificios que forman la Konzerthaus (entradas de 6 a 99 €), la catedral alemana y la catedral francesa. No puede faltar la visita a la Isla de los museos. Necesitarías al menos un día para verlo todo. Comienza por el Museo Pergamon (8 €) y sigue por el Museo Altes (8 €), que acoge de manera provisional la colección del Museo Egipcio.
Hay abonos de uno o tres días (10 € y 12 €) y son válidos para 70 centros. Además, los jueves la entrada es gratis cuatro horas antes del cierre.
Tropical Island Resort...
A falta de costa, los berlineses se han inventado un paraíso para cualquier época de año. Tropical Island Resort es un parque temático y de ocio. Está a 60 km (1 hora en tren), al suroeste de Berlín.
Bajo una carpa que mantiene siempre los 25º C se extienden más tumbonas que arena de playa, piscinas que simulan el mar, un lago y 500 especies de plantas tropicales.
No faltan chiringuitos, comidas exóticas, representaciones de danzas del Pacífico, fiestas junto al agua... Tiene capacidad para 7.000 personas, abre las 24 horas, y la entrada de un día cuesta 20 €/25 € los fines de semana.
Para llegar toma el tren hasta Brandt (13,80 €, i/v), desde donde parte un autobús cada 20 minutos.
La ciudad subterránea...
¿Sabías que cuando caminas por Berlín o tomas el metro a menudo lo haces sobre alguno de los 5.000 bunkers que existían durante la Segunda Guerra Mundial? La asociación Berliner Unterwelten organiza tours guiados a través de túneles, refugios y torres antiaéreas.
De las tres visitas que tienen, la más interesante para comenzar es el tour 3, ya que expone piezas y objetos recopilados de otros bunkers a modo de museo. La entrada, por la boca del U-Bahn (metro) Gesundbrunnen, te introduce en espacio con capacidad para 1.500 personas, con tres niveles de profundidad, retretes, literas de la época y paredes con pintura fluorescente aún activa. Lo mejor de todo, son las explicaciones de los guías (también en español), investigadores que han hecho posible que esto se abra al público. Son amenas, e incluso dirigidas a niños. Las visitas (9 €, y gratis mejores de 11 años) duran 90 minutos y se pueden reservar por mail. Consulta horarios, ya que suelen ser los fines de semana.
Lo mejor para sumergirte en Berlín es adoptar su estilo de vida. Con una población tremendamente joven (más de la mitad tiene menos de 35 años) y de mentalidad tolerante, aquí lo que se lleva es estar fuera de casa: puedes asistir a alguna exposición de arte moderno, tumbarte en alguno de los muchos parques de la ciudad o tomar el brunch con los amigos.
En los últimos cinco años la ciudad se ha transformado casi por completo con la construcción de nuevos ejemplos de arquitectura moderna, como la Potsdamer Platz, a la sombra de rascacielos y ascensores de cristal. Berlín ya no es la ciudad derruida, repleta de casas de okupas y centro del movimiento punk, como en los años posteriores a la caída del muro, sino un lugar cada vez más armonioso, de grandes avenidas con poco tráfico, que cuida con mimo sus monumentos y con una población que ama la cultura y la diversión y además es capaz de las ideas más surrealistas y originales.
De copas...
La vida nocturna berlinesa sigue haciendo honor a su fama: fiestas en locales y lugares improvisados, los bares y clubes sin horario de cierre y siempre algo abierto para escuchar música. Puedes comenzar con la cerveza en un pub de toda la vida (los kneipen), aunque lo que está realmente en "la onda" son las coctelerías y salas con pinchadiscos en directo. Lo latino está de moda y en casi todas encontrarás caipiriña, la bebida más "in" de la ciudad.
En la calle Oranienburger, puedes comer sushi a la luz de las velas y escuchar música en directo (lunes de jazz) en Silverstein Café. En la zona de Savignyplatz, en Charlottenburg, se concentra el mejor ambiente de la parte oeste. Puedes encontrar los nuevos bares de playa (con bambú y arena), como Zeitlos (Schlütersatrasse, 60), para probar cócteles exóticos. No hace falta ir a dormir al cerrar, siempre hay afters que abren 24 horas. Uno de los más populares: am to pm (en Hachesker Markt).
El Muro de Berlín...
Cuando el muro cayó, en 1989, y la ciudad se reunificó, el este de la ciudad volvió a recuperar su posición de centro histórico, político y monumental. Desde entonces el distrito de Mitte se ha convertido en el verdadero eje. Por eso, si vas a estar pocos días, lo mejor es centrarte en esta parte. Aunque a pesar de su gran tamaño, la ciudad cuenta con excelentes transportes públicos.
Junto a la Puerta de Brandenburgo, el edificio del Reichstag (entrada gratis). Este edificio, cargado de historia, ahora está coronado por la futurista cúpula de cristal diseñada por el arquitecto Norman Foster hace cuatro años. Suele haber colas para subir y escalar su rampa en espiral.
A unos pocos pasos al sur, bordeando la línea oeste del inmenso Tiergarten (el parque más grande y animado de la ciudad), visita la puerta de Brandenburgo y la Pariser Platz, que siempre están animadas con turistas y velotaxis (bicicletas para dos pasajeros). Camina hasta el monumento al Holocausto, un conjunto de 2.700 pilares de cemento levantado en memoria de los judíos asesinados en la Segunda Guerra Mundial.
Si sigues por la avenida Ebert puedes tomar un aperitivo sano y darte un respiro en el puesto de Müsli to go Wellness, una alternativa a los picoteos pesados: muesli con yogur, requesón, frutas, nueces... desde 1,80 €. A poca distancia de aquí, está Potsdamer Platz, sembrada de restaurantes, cines, museos y clubes nocturnos.
Prater Garten, cervecería al aire libre más antigua de Berlín...
Otro de los barrios de moda es Prenzlauer Berg, al noroeste de Mitte. Estas calles en torno a la iglesia neogótica Gethsemane son de lo más animado. Si vienes en domingo, acércate al rastrillo de la plaza Arkona (de 9 a 16 h). En él encontrarás ropa, objetos de segunda mano y curiosidades de la antigua República Democrática Alemana. En Kastanienalle, nº 7, está la cervecería al aire libre más antigua de Berlín (1852): Prater Garten. El jardín de la cerveza sólo abre de abril a septiembre, pero hay un restaurante de cocina tradicional (unos 15 €) y una coctelería, el Hecht Club (de 6 a 8 €). Justo al lado, el teatro Volksbühne es famoso por sus representaciones excéntricas. El gran centro de ocio de la zona es la Kulturbrauerei, una antigua fábrica de cerveza, ahora centro cultural.
Friedrichshain, al oeste de Alexanderplatz es otra zona que cobra vida. En los alrededores de la calle Simon-Dach se concentran bares originales como el Astro Bar (caipiriñas, 5 €), de estética espacial. Si puedes, pide a la guía Janna L. Kappes (habla español) que te lleve por los lugares más alternativos de la ciudad.
Mercadillos y diseño local...
En los mercadillos y mercados de segunda mano encontrarás lo más económico. El más popular y extenso es el Kunstmarkt (los fines de semana en la avenida 17 de Juni, que atraviesa el Tiergarten). Una de las mejores calles y con mejor ambiente es Bergmannstrasse, en el distrito de Kreuzberg (el barrio turco). Es también una zona de moda, colorida y multicultural. Hay de todo, desde antigüedades, ropa retro, hasta objetos de arte para decoración, como los de Souterrain Bergmann, en el número 17. Hacen esculturas de hierro, pinturas y lámparas.
En Bagage (nº 13) tienes una gran variedad de bolsos de goma, tela de saco... Uno de los mayores surtidos de segunda mano, la encontrarás en Colours Kleidermarkt (nº 102, 1ª planta). Para las compras más exquisitas una de las calles favoritas es Friedrichstrasse (cerca de la Puerta de Brandenburgo). También en la zona de Kurfurstendamm abundan enormes centros comerciales como el KaDeWe (el más grande de Europa) y en Fasanenstrasse, las tiendas más exclusivas.
En las tiendas del oeste se celebra el 29 de octubre: este día los comercios abren hasta medianoche y se organizan actividades culturales.
Los museos de Berlín...
Bajo la carpa de cristal del Sony Center, en un lateral, verás una antigua habitación rococó protegida por una vitrina: es parte de lo que queda del lujoso hotel Esplanade, bombardeado en la Segunda Guerra Mundial y trasladado a esta plaza. El resto está en el interior del restaurante Kaisersaal y del café Josty, en la misma plaza.
Camina por el paseo de los Tilos (Unter den Linden), un boulevar de 1,5 km que sale de la puerta de Brandenburgo y llega hasta la catedral de la ciudad, en la Isla de los museos. Aquí se encuentran algunos de los edificios más majestuosos, como la Alte Bibliothek (antigua Biblioteca Real) o la Universidad Humboldt, y cafés y tiendas de recuerdos.
Gendarmenmarkt es la plaza más elegante de la ciudad gracias al trío de edificios que forman la Konzerthaus (entradas de 6 a 99 €), la catedral alemana y la catedral francesa. No puede faltar la visita a la Isla de los museos. Necesitarías al menos un día para verlo todo. Comienza por el Museo Pergamon (8 €) y sigue por el Museo Altes (8 €), que acoge de manera provisional la colección del Museo Egipcio.
Hay abonos de uno o tres días (10 € y 12 €) y son válidos para 70 centros. Además, los jueves la entrada es gratis cuatro horas antes del cierre.
Tropical Island Resort...
A falta de costa, los berlineses se han inventado un paraíso para cualquier época de año. Tropical Island Resort es un parque temático y de ocio. Está a 60 km (1 hora en tren), al suroeste de Berlín.
Bajo una carpa que mantiene siempre los 25º C se extienden más tumbonas que arena de playa, piscinas que simulan el mar, un lago y 500 especies de plantas tropicales.
No faltan chiringuitos, comidas exóticas, representaciones de danzas del Pacífico, fiestas junto al agua... Tiene capacidad para 7.000 personas, abre las 24 horas, y la entrada de un día cuesta 20 €/25 € los fines de semana.
Para llegar toma el tren hasta Brandt (13,80 €, i/v), desde donde parte un autobús cada 20 minutos.
La ciudad subterránea...
¿Sabías que cuando caminas por Berlín o tomas el metro a menudo lo haces sobre alguno de los 5.000 bunkers que existían durante la Segunda Guerra Mundial? La asociación Berliner Unterwelten organiza tours guiados a través de túneles, refugios y torres antiaéreas.
De las tres visitas que tienen, la más interesante para comenzar es el tour 3, ya que expone piezas y objetos recopilados de otros bunkers a modo de museo. La entrada, por la boca del U-Bahn (metro) Gesundbrunnen, te introduce en espacio con capacidad para 1.500 personas, con tres niveles de profundidad, retretes, literas de la época y paredes con pintura fluorescente aún activa. Lo mejor de todo, son las explicaciones de los guías (también en español), investigadores que han hecho posible que esto se abra al público. Son amenas, e incluso dirigidas a niños. Las visitas (9 €, y gratis mejores de 11 años) duran 90 minutos y se pueden reservar por mail. Consulta horarios, ya que suelen ser los fines de semana.
0 comentarios:
Publicar un comentario